"Cuando empiezo a hablar me quiero morir, pero llega el momento en que quiero matar al que me trata de callar." Todas las personas sentimos desde una ligera incomodidad, nervios, pena, miedo y algunas hasta pánico durante los primeros minutos que nos enfrentamos al público, ya sea de una o mil personas y ahora no solo en vivo y directo, sino también de forma virtual. El problema es que muchas personas piensan que esa sensación no va a pasar y que, al contrario, va a aumentar a cada momento. Esto no es verdad si logramos crear e identificar EL MOMENTO MÁGICO. Cómo crearlo: - No tomándote tan en serio y esto ocasione que te conviertas en una persona robotizada, rígida y soberbia. - Respirar mucho y bien. Se ha comprobado que una mala respiración genera por sí misma angustia, taquicardia y temblor en la voz. - Aceptar los nervios iniciales, pensando que van a pasar en un par de minutos. - Romper el hielo para que, esos primero minutos, no te preocupes de entrar de lleno a tu tema, lo cual incluso se vería mal. Un saludo, un comentario de un tema cotidiano, una felicitación, un agradecimiento, etc. - Piensa que tú en ese momento no eres tan importante, no centres tu pensamiento solamente en tí. "Me están criticando mi ropa, hoy mi pelo quedó horrible, traigo la mancha del café que se me acaba de derramar, seguro se van a aburrir, ellos son más importantes o inteligentes que yo, estoy gorda, flaca, chaparro, etc." Debemos pensar que lo más importante es el público, hacer todo para entretenerlos, divertirlos y comunicarles tu idea o conocimiento. Si para ello tienes que tirarte al piso, hacer las voces de los personajes en tu historia, usar todo tu cuerpo, tu voz, etc. ¡HAZLO! La satisfacción más grande cuando terminas es decir "Por mí no quedó, yo hice todo lo que estaba en mis manos, no me quedé con nada." Cómo identificarlo: - Cuando tu cerebro se conecta a la historia, la vives y disfrutas tú antes que nadie. - Te das cuenta que ya no estás pensando en tí, sino en transmitir, entretener, divertir y lograr tu objetivo. - Tu voz y tu cuerpo se conectan. Ya estás hablando y platicando sin presión, como si estuvieras con unos amigos tomándote un café. - Los nervios pasan y se convierten en emoción. - Ya no te preocupas del tiempo, no se te hace eterno. Al contrario, lo quieres aprovechar al máximo y hasta quisieras extenderte un poco más al ver la reacción positiva del público. - Si así lo deseas, hasta puedes aplicar el sentido del humor y notas que tu ingenio y tu agilidad mental se agudizan. - No pierdes el ritmo ni te boicoteas. - Si cometes un error, como todos, no lo magnificas y sigues adelante. - Y....te das cuenta que lo estás disfrutando, no sufriendo. Además, el tener herramientas efectivas y sencillas de aplicar hará que sientas la satisfacción de tener una comunicación poderosa y contundente para que siempre quedes con muy buen sabor de boca. Hablar bien siempre será la mejor arma de convencimiento. ¡Cambia tu forma de hablar y cambia tu vida! |
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