Los mitos ... Pocos temas cuentan con tantos mitos como la oratoria y hablar en público. Esto ha causado que mucha gente crea que solamente los "tocados por los dioses pueden hablar bien, con seguridad y eficacia. Siendo realistas, todo el día hablamos en público desde niños. Público es una o mil personas. No es nada nuevo. Sin embargo, tantos mitos e ideas obsoletas impiden que nos animemos a prepararnos mejor en esta área, creyendo que es algo difícil, aburrido y rígido. Mitos como: MITO: Tu mensaje debe ser tan profundo e importante que cambie para siempre la vida de los que te escuchan y nunca lo olviden. REALIDAD: Si piensas en eso, te bloquearás, creerás que nada es lo suficientemente importante y desecharás todo. Recuerda que si a ti no te parece importante e interesante, hablarás sin pasión y sin entusiasmo. No es tan importante lo que digo, sino cómo lo digo. Hay personas que te duermen con temas trascendentales y personas que te cautivan platicando una anécdota sencillísima. MITO: Solamente yo siento tantos nervios y nunca los voy a dominar. REALIDAD: Todas las personas sienten nervios durante los primeros segundos que se paran enfrente de cualquier público porque es el momento en que te conviertes en el foco de atención. El problema es que mucha gente se queda ahí atrapada pensando que van a empeorar. La verdad es que si aceptas que es normal, respiras bien, rompes el hielo y te concentras en tu tema, verás que rápidamente los nervios van bajando considerablemente hasta desaparecer. Hay diferentes formas de controlarlos, pero primero hay que aceptarlos, enfrentarlos y saber cómo eliminarlos. MITO: Tienes que saber todo y ser perfecto. REALIDAD: No existe una persona en el mundo que sepa todo de cualquier tema. Sería inhumano y poco fiable alguien que no tenga el valor de decir "no sé". Nadie es perfecto y si lo hubiera, no habría conexión y empatía con alguién que es un robot. Además, el público no exige la perfección porque ellos tampoco son perfectos. MITO: Habla con palabras técnicas y domingueras. REALIDAD: Un buen comunicador logra adaptarse a su público, utilizando un lenguaje simple, comprensible y que evite que la gente salga confundida y frustrada. No es necesario hablar con palabras domingueras, no hablamos así en nuestra vida diaria. El objetivo es comunicar, no la obsesión por lograr un falso lucimiento personal. MITO: No veas a la gente, ve un punto en el infinito. REALIDAD: No hablamos con la pared, necesitamos ver las reacciones de las personas para ver si estamos dando en el blanco, si tienen dudas, si se requiere de un descanso, si están distraídos. Es una falta de educación no ver a las personas cuando hablamos, el verlas nos hace sentirnos más cercanos y humaniza la comunicación. Incluso si ves miradas de rechazo o disgusto, piensa en dar todo y poco a poco te los irás ganando y si no..... no pasa nada, no seamos tan soberbios de esperar que todo el mundo nos acepte y aprecie. MITO: Los cursos de oratoria son aburridos y no todos los necesitan. REALIDAD: Efectivamente, esos cursos obsoletos de oratoria, donde te presionaban a hablar de manera almidonada, sin "perder la figura", hablando de manera grandilocuente y falsa, hicieron mucho daño. La verdad es que adquirir herramientas para comunicarte y hablar bien deben ser sencillas, divertidas y que logren conectar y cautivar a cualquier persona o grupo. Disfrutar ese momento, no temerlo y padecerlo. Hay muchísimos más mitos e ideas erróneas, la realidad es que hay técnicas sencillas y muy efectivas para que puedas dominar tu voz, tu cuerpo, tu mensaje y tus emociones. Sin duda, contar con más herramientas, tener seguridad y aplomo en cualquier situación, es una ventaja enorme en cualquier área profesional y personal. ¡Cambia tu forma de hablar y cambia tu vida! |
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